En un mundo cada vez más globalizado, la economía, las empresas y los mercados en términos generales, están suscitando que las relaciones internacionales entre los estados y estas empresas, además de la presencia de ambos en el comercio exterior, traiga consigo imperiosa la necesidad de efectuar una tarea equilibrada en la gestión de los gravámenes fiscales a los que los diferentes entes o sujetos pasivos (en este caso las empresas) debe someterse. En este orden de ideas nace, la definición o conceptualización de fiscalidad internacional, la cual se basa en los principios generales y normas aceptadas que regulan el funcionamiento vinculado de los distintos sistemas fiscales aplicados en las relaciones económicas internacionales.

Cualquier Gerente de Finanzas que dirija o esté al frente de una empresa que en mayor o menor grado desarrolle o se dedique a la práctica de actividades de carácter internacional, debe ser cuidadoso de los aspectos fiscales, los cuales bajo la perspectiva impositiva de diferentes estados en simultáneo le permiten aminorar, en algunos casos evadir o eludir determinados conceptos impositivos a los que están sometidas dichas empresas, especialmente, a través de la aplicación o cobro del impuesto de sociedades y, muy particularmente, mediante la retención en la fuente que sufren las empresas a la hora de prestar sus servicios, vender las mercancías o realizar movimientos de sus capitales entre diferentes países.

Dentro de los principales aspectos a considerar que influyen en esta situación en el marco de las relaciones económicas internacionales podemos mencionar los siguientes:

  • Una alta movilidad de los factores de producción, especialmente del capital.
  • Economías cada vez más globalizadas e interconectadas.
  • La presencia de organismos supranacionales como por ejemplo la Unión Europea, que fomentan la integración económica de todos sus miembros.
  • El equilibrio entre la armonización fiscal necesaria para sustentar procesos de integración verdaderamente efectivos y el mantenimiento de la fiscalidad como un instrumento de política económica a nivel nacional e internacional.

Por otra parte, la libertad con que alcanzan la circulación de capitales aunado a la disminución de los costos tanto en el transporte como en las comunicaciones, y en definitiva como mencionamos al inicio de esta nota, la globalización, junto con un conjunto de estrategias internas pero de competencia fiscal, logran establecer un escenario en el que las inversiones transfronterizas y la competitividad empresarial interna en economías abiertas, se ven persuadidas por los elementos abiertamente tributarios. Estas transformaciones que se han desarrollado durante los últimos años en la tributación de las entidades capitalistas, desde los primeros sistemas de imputación, que posteriormente migraron hacia los sistemas de exención, pasando por los de utilización de tipos de gravamen diferenciados, en medida se deben a la internacionalización de la actividad económica.

En una próxima entrega estaremos hablando de los criterios que utilizan los estados en el ejercicio de su poder soberano al establecer sus impuestos. R.M