La figura del Compliance hoy está invadiendo todas las esferas y niveles empresariales de mediano y gran tamaño, ello con una labor trascendente bien sea a nivel de competitividad corporativa, como la del fortalecimiento de una cultura empresarial consolidada. Esta tendencia en ascenso aparenta ser cada vez más sólida y de sostenerse en perspectiva, lo que precisará entonces, la creación de nuevas necesidades de tipo organizacional y que deberán atenderse en ese sentido por los múltiples actores que conforman el mercado.

Compliance es un término anglosajón cuyo significado hace alusión al vocablo “cumplimiento”, y en el sentido que nos ocupa, vale decir, corporativa y legalmente, se refiere específicamente a todas aquellas estrategias, normas y procedimientos seguidas e implementadas por las empresas para acatar y estar contestes con la legislación aplicable según la esfera de su actividad comercial o el modelo de negocio que desarrollen.

Dentro de este tipo de leyes o legislación a cumplir y en las que debe enfocarse el Compliance Corporativo o Corporate Compliance (en inglés), entendiéndolo como un conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptadas por las organizaciones para identificar y clasificar sus riesgos operativos, tenemos por ejemplo las acciones vinculadas con la prevención de blanqueo de capitales o la protección de la confidencialidad de los datos, mientras que desde el punto de vista del Compliance Penal o Criminal Compliance como se le conoce en los países de habla inglesa, este se refiere sólo al cumplimiento de aquellas políticas y procedimientos orientados a prevenir el delito dentro de la empresa, entendiendo que en ambos casos estamos refiriéndonos a la responsabilidad jurídica que tienen tanto las personas jurídicas como naturales que la representa y su capacidad para establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos.

De todo lo anterior puede surgir una pregunta: ¿Por qué es necesario el Compliance? Y la respuesta es más que evidente: Porque el entorno legal en el que la empresa lleva a cabo todas sus actividades es cada vez mayor y complicado, a lo que se le suma el nivel de discrecionalidad con que actúan las autoridades supervisoras y el aumento de organismos regulatorios sobre las actividades comerciales y empresariales, por lo que el impacto de estas regulaciones es cada vez mayor y más intenso, agravándose con la posibilidad de que personal de las organizaciones puedan prestarse para cometer delitos en su nombre y a espalda de los representantes legales.

Por todo lo anteriormente dicho, y por los múltiples escándalos empresariales producto de prácticas poco transparentes por parte de sus socios y otros ejecutivos de confianza, a parte del indiscutible aumento de la susceptibilidad social respecto de la ética que se debe respetar en los negocios, hoy en día una gran cantidad de organizaciones tanto públicas como privadas han implementado estándares éticos y legales como protocolos para una buena gerencia y de obligatorio cumplimiento.

Dentro de los riesgos que pretenden evitar o prevenir con la implementación de un Compliance tanto Corporativo como Penal, tenemos
aquellos que sobrellevan directa o indirectamente consecuencias tales como: el descredito o daño a la reputación de la empresa, la imposición de importantes y cuantiosas multas y sanciones de carácter administrativo y penal, las pérdidas de negocios por contratos poco probables o no ejecutables, así como la supresión o exclusión de procesos de licitaciones públicas, entre otras muchas.

SMA Consultores no es ajeno a esta realidad, y en este sentido ofrece a sus clientes y mercado en general sus servicios en la creación e implementación de normas internas de cumplimiento o modelos de gestión que garanticen la transparencia de las operaciones ante este contexto, en virtud que si algún particular miembro de la empresa llegase a cometer algún delito relacionado con las operaciones, el funcionamiento y la reputación de la organización queda protegido, y en la mayoría de los casos puede incluso atenuarse la  responsabilidad al momento de sufrir sanciones legales.

Nuestros expertos insisten que no debe tenerse un modelo que solo exista para simular una importante seriedad organizacional, sino que este debe ser realmente efectivo y cumplir con los objetivos para el que fue proyectado e implementado y en ese sentido proteger a la empresa, con un esquema donde cada departamento aunque relacionados, trabaje forma independiente de manera que si alguien llegase a cometer una trasgresión a las normas, las consecuencias legales de estas no afecten al resto del equipo.